DOLOR CRÓNICO EN PERSONAS MAYORES

Si es cierto que nos acostumbramos al dolor, ¿cómo es que con el paso de los años sufrimos cada vez más?
 Cesare Pavese, (1908-1950) poeta  y novelista italiano

 

Más del 70% de las personas  mayores  de 65 años sufren dolor crónico,  y lo padecen casi el 80% de las personas que viven en Residencias. Lo más preocupante es que ésta es una población frágil y muchas veces desprotegida, pues muchos de ellos tienen alguna  alteración cognitiva, o se encuentran un poco desatendidos, o simplemente  viven solos.  El dolor produce en las personas  mayores discapacidad y sobre todo dependencia, no solo física, sino también social y económica.

Se considera dolor crónico el que dura mucho tiempo, es persistente, no es beneficioso  para el cuerpo humano   y no se cura. El dolor crónico debe ser considerado como una enfermedad en sí misma, y un síndrome geriátrico fundamental

En las personas mayores la causa más  frecuente de dolor crónico son las enfermedades degenerativas  osteomusculares, tales como la artrosis, sobre todo columna vertebral, rodillas  y caderas. Este tipo de  dolor es aún más frecuente en mujeres, aumenta con la edad, sobre todo en mujeres casadas o viudas, menos en solteras,  y con nivel de estudios bajo. Sufren el dolor tres mujeres por cada hombre.

La segunda  causa más frecuente de dolor crónico es el cáncer, ya sea por la propia enfermedad o por  los tratamientos que se utilizan para tratarla.

Otras  causas menos frecuentes de dolor, pero muy incapacitantes, son el dolor neuropático, que afecta a los nervios en enfermedades como el herpes zóster o la diabetes, así como dolor por enfermedad vascular periférica, sobre todo en piernas  y pies, lesiones traumáticas, y también secundarias  a cirugías o a otras enfermedades.

En el paciente mayor, el dolor es  casi siempre generalizado, con múltiples localizaciones, y supone  un gran impacto en la calidad de  vida del paciente  y de sus familiares, frecuentemente asociado a  trastornos de ansiedad, depresión y trastornos del sueño.

Siempre se ha creído que las personas  mayores tiene  menos sensibilidad al dolor, pero hoy sabemos que el anciano siente la intensidad del dolor igual o más que  los pacientes más  jóvenes.  Sí se conoce que el paciente mayor tarda más en comenzar a sentir el dolor, pero tolera peor el dolor intenso

VALORACIÓN DEL DOLOR

Es muy importante que el paciente  mayor sepa que:

– EL DOLOR NO ES SINÓNIMO DE ENVEJECIMIENTO, PORQUE EL DOLOR ES EVITABLE  Y EL ENVEJECIMIENTO NO.

– ES UN ERROR PENSAR QUE TENEMOS DOLOR PORQUE SOMOS MAYORES.

– EL DOLOR ES UN SIGNO DE ALERTA DE QUE ALGO NO VA  BIEN EN NUESTRO CUERPO,  POR LO QUE LA PERSONA MAYOR DEBE INFORMAR DE QUE TIENE  DOLOR, A SU FAMILIA O A SU MÉDICO.

A pesar de todo, el dolor en las personas mayores muchas veces no se valora lo suficiente, muchas veces por  culpa del paciente (por miedo a admitir el dolor, temor a los tratamientos, creencias  culturales  o religiosas, pensar que es  inevitable con los años, temor a los tratamientos, etc), y también muchas veces por culpa del paciente (no escuchar al paciente, el dolor  “no se ve”, miedo a los efectos secundarios de los tratamientos, riesgo de adicción, etc)

El problema es aún mayor en los pacientes con demencia, porque la capacidad de  comunicación del paciente va disminuyendo según aumenta la gravedad, de forma que en las demencias graves el tratamiento del dolor muchas veces es incorrecto por la imposibilidad de explicarlo.

Para valorar el dolor del paciente  mayor  lo primero es saber escucharle, observarle y darle tiempo para contestar. Luego saber cómo es el dolor (punzante, opresivo, penetrante),  dónde se localiza, si se irradia, con qué aumenta o disminuye, cuánto dura y cómo evoluciona, si hay factores que  lo modifican como el calor o el frío, el movimiento o el reposo, y cuáles son las posibles causas.

También influye mucho en el dolor la historia psicosocial, como la situación familiar o económica, qué tal duerme y saber los hábitos de  vida, como la dieta, el ejercicio físico, si el paciente  fuma o bebe  alcohol, etc.

TRATAMIENTO DEL DOLOR

Básicamente  podemos tratar de  disminuir el dolor con tratamientos farmacológicos y con tratamientos  no farmacológicos.

TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO

No vamos a hablar aquí acerca de los muchos medicamentos para tratar el dolor, pero es importante que la persona mayor sepa que, por ser mayor, se han producido en su cuerpo una serie de  cambios que hacen que sus órganos funcionen más lentamente, por estar  más desgastados. Así, se produce disminución de la masa  muscular, de la actividad del aparato digestivo, de los  sistemas renal y cardiaco, y también aumenta la grasa corporal y disminuye el agua del cuerpo, y todo eso produce retraso en la acción de los analgésicos,  retraso en su eliminación, mayor riesgo de efectos secundarios y de  toxicidad.

ES MUY IMPORTANTE EMPEZAR EL TRATAMIENTO CON LA MITAD  O UN TERCIO DE LA DOSIS RECOMENDADA, E  IR SUBIENDODESPACIO SEGÚN LA EFICACIA.

En general, la persona mayor toman demasiados analgésicos, y a dosis demasiado altas.

NO EXISTE EL MEDICAMENTO QUE QUITE EL DOLOR CRÓNICO COMPLETAMENTE SIN PRODUCIR EFECTOS INDESEABLES,   Y A VECES PELIGROSOS PARA LA SALUD.

TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO

Lo primero es intentar mantener un estilo de vida saludable, dejando de fumar, llevando una dieta adecuada, controlando el peso y teniendo un nivel de actividad física apropiado para la edad y su estado general.

Los tres pilares del tratamiento no farmacológico son LA ACTIVIDAD FÍSICA, EL DESCANSO ADECUADO DURANTE  LA NOCHE  Y LA REALIZACIÓN DE OTRAS MEDIDAS DE RELAJACIÓN FÍSICA.

En cuanto a la ACTIVIDAD FÍSICA, se consigue una mejora de la calidad de vida y de la autonomía de la persona mayor, así caminar, pedalear, hacer las tareas domésticas o  bailar deben hacerse todos los días, sin llegar a tener dolor o fatiga, pero antes es muy importante hacer calentamientos  y estiramientos, desperezarse, y con el uso adecuado de almohadas, muletas, andadores, etc.

Para mejora el dolor es muy importante UN DESCANSO ADECUADO, pues si el paciente  duerme  bien disminuye su ansiedad y por tanto la intensidad del dolor.

UNAS RECOMENDACIONES BÁSICAS  PARA MEJORAR EL SUEÑO SON:

  • Irse a la cama sólo cuando se tenga sueño e intentar “llamar al sueño” con algunas rutinas, como leer.
  • Levantarse y acostarse. Evitar quedarse en la cama más tiempo del necesario
  • Procurar llevar una rutina con las comidas, todos los días a las mismas
  • Usar el dormitorio sólo para dormir
  • Evitar las siestas, no a partir de las tres de la tarde, y no más de quince  minutos
  • Reducir o evitar el consumo de alcohol, cafeína o tabaco al menos seis horas antes de la hora de acostarse, pues son muy excitantes
  • Evitar las cenas abundantes
  • Mantener el dormitorio con buena ventilación, temperatura fresca, sin ruidos y con oscuridad
  • Realizar ejercicio físico moderado, mejor por las mañanas y no hacer ejercicio físico intenso seis horas antes de acostarse.
  • Hacer ejercicios de relajación antes de acostarse
  • Tomar baños de agua a la temperatura del cuerpo por su efecto relajante.

Otras MEDIDAS DE RELAJACIÓN FÍSICA PARA MEJORAR EL DOLOR son EL YOGA, LOS MASAJES,   LA TERMOTERAPIA, ACUPUNTURA, MAGNETOTERAPIA, O LA  BALNEOTERAPIA, algunas  más eficaces que otras.

Esperamos que estos breves comentarios les  sirvan para ayudarles a mejorar sus dolores.

Y YA SABEN, CONSULTEN CON SU MÉDICO DE CABECERA

 

Muchas gracias

Doctor Miguel Ángel Valle León

Nº. Col. 282829184

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